Los otros días conversando con un cliente nos preguntábamos
si la capacitación que estábamos diseñando tendría el éxito esperado luego de
haber invertido bastante en el diseño del programa y haber logrado plasmarlo en
un proyecto que nos dejaba bastante conformes.
Sin embargo, la pregunta me hizo pensar en aquellos
motivos por los cuales la capacitación corporativa suele fallar o no tiene el
impacto esperado y decidí armar una lista de algunos de los principales motivos
por los que, en mi experiencia, no se obtienen los resultados buscados. La
elección de diez motivos es arbitraria (ahora que es casi una obligación listar
los 10 más o 10 menos de todo) por lo que si se les ocurren otros motivos,
pueden agregarlos como comentarios.
La capacitación corporativa puede fallar cuando:
1. Los
objetivos del programa no están claramente definidos: No suele ser extraño que, previo al comienzo de un
programa no exista una especificación clara de lo que se busca con el programa.
Toda capacitación, como cualquier inversión, debe tener claramente definido que
es lo que busca modificar, cuál será su contribución a la organización y como
repagará la inversión. Que no podamos medir el Retorno de la Inversión de la
Capacitación no implica que no debamos tener una idea de cuál será la conexión
entre inversión y resultados.
Ejemplos como cursos de técnicas de venta para “incrementar
las ventas”, de atención al cliente para “mejorar la satisfacción del cliente”
o de negociación para que “los compradores y vendedores negocien mejor” son habituales
en organizaciones cuyos esfuerzos están destinados al fracaso.
2. La
dirección o Gerencia no está comprometida: Por más que los materiales sean excelentes, que el
expositor sea un disertante motivador y brillante, que los participantes estén
entusiasmados e involucrados y que hayamos hecho una definición de los
objetivos clara, si la dirección y/o gerencia no está comprometida con el
programa, será difícil obtener resultados. Si los jefes de los participantes no
saben a que van o no les importa para que se capacitan, es difícil que luego
los participantes puedan poner en práctica lo que han aprendido. Seguramente no
tengan el tiempo para hacerlo, la mejora difícilmente sea valorada por sus
jefes y los riesgos de equivocarse probando algo nuevo que su jefe no les ha
pedido son obstáculos demasiado importantes que conspiran contra la puesta en
práctica de lo aprendido.
3. No
se explicita claramente que se espera de los participantes: En la redacción de los objetivos de los programas
de capacitación podemos ver habitualmente esta dificultad. Los objetivos
deberían escribirse pensando en el participante y no en la organización. Para
quien va a capacitarse, es mucho más importante que le digan que podrá hacer él
gracias a la capacitación y no que logrará la organización.
Adicionalmente, es necesario reforzar al
participante que es lo que esperamos que haga, no sólo al inicio sino durante
todo el programa y en cada rescate. No importa que tan abstracto sea el tema,
por ejemplo un taller de inteligencia emocional, siempre debemos bajar a la
realidad del participante y explicitar como podría poner en práctica la nueva
habilidad. No debemos cometer el error de pensar que el participante es quien
mejor sabe cuando aplicar la habilidad, él está demasiado ocupado y
comprometido con su tarea y somos los profesionales de la capacitación quienes
debemos ayudarlo a encontrar oportunidades de mejora.
4. Se
mezcla actividad con impacto: La mayoría de las métricas de las áreas de capacitación y desarrollo
están demasiado comprometidas con indicadores de actividad tales como cantidad de horas de capacitación
por empleado, cantidad de personas capacitadas, % de cobertura de capacitación
para el personal, costo promedio de la hora de capacitación, inversión en
capacitación por empleado, etc.) y de satisfacción (nivel de satisfacción con
el curso, nivel de satisfacción con la sala y el refrigerio, nivel de
satisfacción con el departamento de capacitación) que los corre del foco que
debería tener el área. El área de capacitación y desarrollo es, ante todo, un
área funcional que actúa como socio de las unidades de negocio para ayudarlos a
conseguir mejores resultados. Por lo tanto, es muy probable que al CEO, CFO, o
a la dirección les importe poco las horas de capacitación o la cantidad de
personas capacitadas.
Lo que buscan es saber cuánto y cómo contribuye el área
de capacitación al negocio, más allá de que no tengamos datos estadísticos o
los mismos no sean perfectos. Si bien las mediciones son más complejas, no
significa que no debamos intentarlo y cuanto más cerca estemos de medir el área
de la misma forma en que se miden otras áreas de la organización, más cerca
estaremos de ganar protagonismo en las decisiones de la empresa.
5. Falta
de alineamiento entre los objetivos de la organización y el entrenamiento: No siempre los contenidos de los programas se
ajustan a lo que necesita la organización, más allá de que la capacitación
pueda haber sido pedida por un área de negocios. Como socios del negocio,
debemos ayudarlos a definir claramente las contribuciones que necesita el
negocio, preguntándonos que deben hacer diferente o mejor las personas para
tener éxito, y diseñar programas que puedan ayudar a la organizaciones a que
las personas hagan eso en forma diferente (mejor, más rápido, a menor costo,
más creativamente, etc.). Sólo si brindamos programas alineados con las
necesidades podremos tener éxito y ser reconocidos en nuestra función. Si sólo
hacemos delivery, corremos el riesgo de brindar programas que, por más que
hayan sido pedidos, no tengan oportunidad de ser aplicados y seguramente se
termine apuntando al área de capacitación por la falta de aplicabilidad de los
contenidos.
6. No
se responsabiliza a los participantes por los resultados de la capacitación: En las organizaciones se capacita con un
determinado fin, y la responsabilidad de que
se consigan mejores resultados es de dos vías: la organización y el
participante. Esto no quiere decir que no debamos trabajar en la motivación del
participante y que no debamos tener en cuenta la forma en la que aprende, pero
sí debería quedar claro en la organización que:
-
La
aplicación de los nuevos conocimientos no es opcional, sino que la organización
espera que se utilicen en una determinada forma para conseguir determinados
objetivos
-
Lo
que suceda luego de la capacitación no quedará librado al azar, sino que el
jefe o el área estará monitoreando el progreso de los participantes, asegurando
que se ponga en práctica lo aprendido
-
La
falla en aplicar los nuevos conocimientos debe ser remediada, cualquiera que
haya sido su causa.
7. Dificultad
o imposibilidad de aplicar lo aprendido en el contexto de la organización: No todo depende de la capacitación, el simple
hecho de capacitar a alguien para que aplique una nueva habilidad no implica
necesariamente que la misma se pueda poner en práctica, por lo que deben
arbitrarse los medios para que ello ocurra. De la misma forma en que
probablemente no capacitaríamos en el uso de Word a alguien que no opera una PC
o en el nuevo sistema de facturación al área de legales, tampoco sería lógico
dar una capacitación en negociación a una persona que básicamente no negocia
sino que simplemente sigue instrucciones definidas por su jefe. Tal vez una
capacitación de empatía o escucha activa pueda ser más efectiva si lo que buscamos
es que pueda conectarse con su contraparte. Del mismo modo, en la mayoría de
las organizaciones se dictan programas que los participantes, por cualquier motivo
no pueden poner en práctica y estas son las capacitaciones que deberíamos
evitar,
8. Falta
de aplicación de principios de aprendizaje para adultos: Ya todos sabemos que por más méritos que tenga el
expositor, una persona hablando en el frente durante dos horas con los
participantes como sujetos pasivos no produce resultados. Pero debemos tener en
cuenta otros aspectos de cómo aprenden los adultos e incorporarlos dentro de nuestro
modelo de aprendizaje para tener éxito. Entre algunos aspectos a tener en
cuenta podemos mencionar que los adultos:
·
Quieren saber por
qué aprenden – Explicitar que se espera de ellos y para que deben hacerlo
·
Quieren que se
les valore lo que ya saben – No exponer conocimientos, crear situaciones de
aprendizaje
·
Necesitan
entender cómo van a aplicar lo aprendido – Definir contextos de aplicación de
lo aprendido
·
Necesitan
practicar más y retener mentalmente menos – Plantear proyectos para poner en
práctica lo aprendido
·
Quieren saber qué
van a ganar con lo que ellos aprenden - Debemos clarificar que gana el
participante
·
Aprenden en un
contexto dado – Se deben crear situaciones de aprendizaje significativo
·
Aprenden más a
partir del error – Desafiar sus conocimientos y hacerlos pensar
·
Cuestionan lo
aprendido - Dar soporte para recibir la crítica y significar el aprendizaje
·
Se lo debe
involucrar en el aprendizaje – Poner a los estudiantes a hacer (action
learning)
9. Gran
cantidad de énfasis motivacional sin contenido: Muchas capacitaciones no son más que meras charlas
motivacionales de una persona que suele ser muy buena haciendo lo que expone, o
simplemente suele ser buena exponiendo. Sin minimizar el sentido movilizador de
las experiencias y de una persona exitosa contando sus vivencias, por más
motivadas que queden, las personas no siempre saben que hacer con toda la
energía positiva que se les genera. Por eso, más allá de que se trate de una
charla motivaciona, una jornada outdoor, un workshop o cualquier otro tipo de
actividad, se debe reforzar la bajada del para que me sirve esto y que se
espera de mi.
10. Porque
da lo mismo si se hace o no:
Y finalmente, tal vez uno de los mayores pecados de algunas organizaciones sea
que, pese a la inversión que realizan en capacitación, a nadie le importa
demasiado que es lo que sucede luego de la capacitación, ya que la inversión ya
está hecha y esperemos que sirva para algo, pero si no sirve…existen mil
factores a los cuales culpar. Por eso, no debe dar lo mismo si se hace algo o
no se hace nada, no debe dejarse librado al azar ni a la voluntad exclusiva de
los jefes o los participantes que pongan en práctica los nuevos conocimientos.
La organización debe comprometerse con el cambio, por más pequeño o grande que
sea y si se define una nueva habilidad o una nueva forma de hacer las cosas, se
debe exigir el comportamiento que se definió y que está alineado con los
objetivos de negocios de la organización.
Probablemente no sean los únicos factores, pero creo
que es bastante importante tener muchos de estos puntos en cuenta a la hora de
pensar una intervención formativa si queremos tener éxito.
Trataremos de brindar herramientas para poder
incorporar estos puntos en próximas entregas.
Me parece muy buen artículo.
ResponderEliminar